Avance de la Guerra entre Clanes

[28/12/2021] - Uchiha Sakura despierta el Sharingan de 1 Tomoe tras completar el logro secreto El Despertar del Sharingan

La tensión se hizo más profunda cuando finalmente la primera gota de sangre cayó sobre las hojas verdes que recorrían los bordes del río. Los rumores no tardaron en esparcirse y hacerse cada vez más notables, a tal punto que había terminado en una batalla por parte de un ninja del País del Agua, que llevaba por nombre Mugetsu, a causa del choque de orgullo de Zenmetsu. El sólo hecho de ver a Zenmetsu en una situación de posible peligro llevó a Sakura a un extremo que no había tocado en su vida, lo que la impulsó a luchar junto a él, sin embargo, pese a los esfuerzos, el dominio y la cantidad de agua generada por el Houzuki había dejado las potencias ígneas de ambos Uchiha fuera de lugar, a tal punto que unas palabras que jamás habían salido de los labios del pelinegro se manifestaron.

"Por favor.."

Los ojos de Sakura se abrieron como platos, Zenmetsu estaba pidiéndole el favor de que se fuese, no quería verla herida, estaba preocupado por ella y era su manera de demostrarlo. Sólo ese impulso fué lo que le hizo hacerle caso, sin apartar la mirada de él aunque se hubiese alejado, pero conocía a Zenmetsu, tanto que sabía que su orgullo se antepondría a su sensatez, por lo cual la joven de cabellos violetas se acercó a él para pedirle que se detuviese, a lo cual aceptó a regañadientes, sabía que no debía darle el gusto de una victoria a ese ninja. Un Uchiha golpeado y con una amarga mirada fue el resultado de esa batalla, pero sus heridas físicas no eran nada comparado a lo que probablemente sentía el joven en ese momento, pero lo que él no sabía, es que el solo hecho de haber visto a Zenmetsu ser golpeado había liberado algo en Sakura que probablemente ni el conocía: ira. Dañar a una persona tan importante para ella era un delito, tanto que podía despertar el fuego de su sangre guerrera aunque no hubiese sido criada como una. Tras lo sucedido, Sakura le pidió a Zenmetsu verse en uno de sus lugares de encuentro para "entrenar", a lo cual aceptó gustoso, el gran lago.

La noche era propia de un retrato, un cielo estrellado reflejado en las aguas cristalinas del lago. Ambos jóvenes se encontraban sentados frente a las aguas, lanzando algunas shurikens en dirección a los árboles, uno tras de otro en silencio, el cual se rompió por el choque de dos shurikens a la vez. La joven le miró por un momento y se tomó la atribución de levantar las mangas de kimono de Zenmetsu para observar las marcas de los impactos de agua del Houzuki, acto al cual Zenmetsu hizo un ademán de bajarlas, como si quisiese esconder las pruebas de lo sucedido, pero una mirada furtiva de Sakura le detuvo. La chica sólo se dispuso a cubrir los golpes con una pasta de un olor agradable hecha a partir de flores de árnica, la cual alivió el leve dolor que el joven sentía. El silencio se alargó un poco más entre ambos y sus frentes se juntaron en silencio: el peso del orgullo era algo duro de afrontar, el peso del futuro de un clan, perder para ellos no era una opción, y aunque a él lo moviese el orgullo y a ella algo más entreversado, ambos estaban dispuestos a no aceptar una derrota.

En ese momento, cuando sus apagadas miradas se conectaban, un brillo carmesí se vislumbró como reflejo en sus orbes. El cúmulo de sanciones acalladas se habían transformado en el despertar del poder oculto de su herencia. Un par de parpadeos habían sido suficientes para transformar una vista borrosa en una más aguda que de un halcón. Sakura alzó una de sus manos y rozó con su dedo índice la mejilla de Zenmetsu, como si intentase confirmar la realidad de lo que estaba viendo y en definitiva, lo era.

La noche siguió avanzando casi sin necesidad de palabras. Se entendían a la perfección, ambos habían fijado un nuevo enemigo, pero también había florecido algo más: un aluvión de sentimientos confusos y nuevos que germinaban en el corazón de Sakura hacia aquel chico, los cuales se daban a conocer entre gestos de preocupación hacia él. A pocos momentos del amanecer, ambos decidieron volver a sus respectivos hogares a que el descanso tomase partido en su travesía.

Gracias..

Sólo esa palabra bastó para que todo cobrase sentido en el munto de la chica de cabellos violeta. Una sonrisa tenue se mostró en los rostros de ambos, terminando por darse la espalda y volver a sus hogares: lo próximo era fortalecerse aun más.

No había cabida de perder