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"Uno, dos, tres... ¿Y el cuarto? ¡¿Dónde está el último?!.."
El lugar era frío e inhóspito para alguien como él, la niebla nublaba la vista del pequeño y sus manos temblaban del frío, o quizás no era por eso. Su silueta oscura y demoníaca era lo único que podía visualizarse en aquella escena, como si del mismísimo príncipe de los demonios se tratase.
Bajó la mirada y observó sus manos, no podía parar de temblar y sabía que el frío no era una de sus debilidades, había algo que faltaba en ese lugar, sentía que había cometido un gran error. Tousen miró a sus espaldas visualizando el catástrofe que había causado sin sentir ningún tipo de remordimiento, no existía sentimiento alguno que pudiese tumbar al joven, el cual estaba completamente enfermo.
En su rostro solo existía sangre, y no era de sus enemigos, sino de gente inocente que decidieron cruzar el camino equivocado, sin saber qué tipo de persona se encontrarían.
Se logró escuchar entre la fría niebla un par de palabras en total silencio. "Uno, dos, tres... ¿Y el cuarto? ¡¿Dónde está el último?!.."
Refiriéndose a los ¿cuatro? cadáveres que había dejado detrás de él, luego de sentir algún tipo de enojo hacia esas personas que quizás, solo le miraron de buena manera pero en un muy mal momento para Tousen.
Las manos del niño temblaban al apretarlas con tanta rabia y fuerza, uno de los que pensó que había matado se había escapado casi sin vida, arrastrándose por el suelo y dejando un rastro de sangre, pero de pronto la personalidad del joven cambió drásticamente y de sus ojos una gran tormenta se aproximaba.
¡¿Qué he hecho?! ¡¿Cómo pude matar a estas personas sin razón alguna?!
Un rostro de preocupación infinita y desespero se habían formado en él, luego de estar llorando horas y horas, mirando los cuerpos fríos y en descomposición, decidió levantarse sin más y marcharse del lugar, como si nada de lo anteriormente contado hubiese pasado, era un día más para él.
Tousen estaba solo, por obvias razones, nadie más le acompañó en su camino.. . .
Edited by Yasunari - 18/4/2024, 02:29. -
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Quince años atrás, las cenizas de aquél incendio contaminaban las fosas nasales de los pueblerinos, el llanto era lo único que podía escucharse entre tanto griterío, la sangre recorría el cuerpo de cada uno de los habitantes y los cadáveres se hacían ver entre las cabañas.
En una de esas cabañas se encontraba el pequeño Tousen, un niño de cabello grisáceos y escuálido el cual estaba al borde de la muerte. Su mirada era pobre, en sus ojos se podía ver el hambre y una completa soledad abundaba en él.
Su pueblo estaba alejado de la civilización, kilómetros a distancia de Kirigakure, era un típico cruce de guerra entre naciones y Ninjas sin Aldea, pero su límite por tantas cicatrices y bombardeos estaba llegando, ya no podía sostenerse más, el único pilar que quedaba se derrumbó.
Llegó el momento tan deseado para aquellos que querían ver sangre y dolor en sus víctimas, solo bastó con que el niño pestañease y que cuando abriera sus ojos, su madre y padre estuviesen siendo brutalmente asesinados, ya que ellos eran los únicos que quedaban para dar inicio a una nueva era, una para Tousen.
Sus ojos se volvieron cristales, el niño vio todo en cámara lenta y su mundo se pausó hasta que escuchó el sonido de los cuerpos chocando contra las tablas de madera sin ningún signo de vida. Los vio morir delante de sus propios ojos, y esos cristales terminaron por romperse en completa furia y agonía, cada lágrima que derramaba parecía escucharse como si fueran mismísimas bombas estallando.
Tras pasar estos segundos de escalofríos, el niño corrió y corrió escapando de aquellos asesinos, aunque olvidó mirar por última vez el rostro de aquellos que le habían dado el valor y la razón de vivir, se lo habían dado, pero terminó por perder aquellos significados tan valiosos para una persona, escapó golpeando un trozo de madera que lo llevaba hacia las afueras de su hogar, ya que vivían en un estado de pobreza inevitable.
Corría descalzo, sus ropajes eran simples trapos que cubrían su cuerpo escuálido y débil, la nieve congelaba sus pies, pero en ese mismo momento algo cambió dentro de él y en su pensar, algo que en un futuro arruinaría la vida de miles de inocentes, una figura demoníaca estaba formándose en su alma.
Pasado Vol.01PASADO I. -
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Ningún niño podía sobrevivir tanto tiempo en un hábitat como lo era Kirigakure sin recibir algún tipo de hostigamiento, pero las desgracias iban cayendo unas tras otras para Tousen, él no era fuerte, su corazón era un simple copo de nieve perdido entre millones y millones de estos, pero lo que se escondía muy en el fondo de su alma comenzó a moverse más y más, intentaba controlarlo de cierta forma pero el odio y la ira lo llevarían a hacer cosas inimaginables.
Perdido entre la neblina, las partículas de ceniza que seguían circulando por los aires y a punto de morir por congelamiento, decidió detenerse en un pequeño árbol que le transmitía cierta calidez, pero de pronto sus ojos comenzaron a nublarse lentamente, todo lo que había vivido con sus cortos cinco años de edad estaban pasando delante de él, la muerte, la destrucción de su poblado y el cruel asesinato de sus padres, todo estaba rondando en su débil mente.
Estaba sufriendo algún tipo de trastorno y su cabeza era un mismísimo infierno, un aura oscura lo rodeó invisible hacia los demás, y de pronto alguien apareció. Tousen abrió grande sus ojos y un mar de lágrima salieron de estos, rompiendo aquél cristal. Era su padre, parado frente a él mezclándose entre la densa niebla de Kirigakure, su sonrisa así como de rápido apareció, se borró al instante luego de escuchar lo que su padre tenía para decirle, sin saber que todo esto era un engaño de su propia mente.
"¡¿Por qué nos abandonaste?! ¡POR TÚ CULPA HEMOS MUERTO! ¡MATASTE A TODA TU FAMILIA EN UN ACTO DE COBARDÍA!.. Nunca serás.. perdonado por nosotros.. ni por tú madre. Eres una vergüenza y una decepción."
Tousen se levantó y apretó con una inmensa rabia sus manos, estaba totalmente shockeado por lo que acababa de escuchar, pero su corazón se apagó en ese momento y el demonio que ocultaba comenzó a expandirse, como si de un animal se tratase, de sus fauces un espectro negro comenzó a salir y rodear el cuerpo del niño prácticamente corrompido por el odio. Ya no tenía conciencia de su mente, no podía manejar ni un centímetro de su propio cuerpo. En un acto casi al instante, aquél demonio apareció en frente de aquella figura paternal y no dudó un segundo en intentar golpearlo de manera feroz, una y otra vez.
¿Pero porqué un padre le diría eso a su propio hijo? ¿Qué estaba pasando dentro del pobre niño?
Pero.. de pronto la figura comenzó a desvanecerse y a mostrar lo que en realidad había detrás de dicha persona. La sangre salpicaba el rostro de Tousen, el cual, cegado por tanta ira y controlado por aquél demonio, seguía golpeando y golpeando con todas sus fuerzas, solo quería verlo muerto. El niño abrió sus ojos y pudo ver a una anciana que había sido brutalmente asesinada a simples golpes, una mercader que pasaba por aquellos lares para ganarse una miserable vida, que ahora, yacía muerta sobre la nieve.
Lamentablemente Tousen no fue consciente de aquél acto, la nieve comenzó a teñirse de un crudo color bordó y todo se detuvo mágicamente, el demonio de cabello grisáceo se levantó y observó a su presa, totalmente desfigurada, hasta que giró sus ojos y pudo observar una cesta llena de manzanas las cuales la anciana estaba intentando vender, curiosamente no había podido lograr ninguna venta, moriría al transcurso del tiempo.
Fue en ese mismo momento en que el niño volvió a su mente, pudo moverse por si solo, pero por desgracia también logró ver aquél cadáver hundiéndose en la nieve, sobresaltado comenzó a gritar del miedo y al ver sus manos llenas de sangre logró deducir la situación, entró en un estado de pánico, se agarró la cabeza con fuerzas, agarrándose el cabello de forma bruta hasta tirarse a la nieve, destruído. Sus ojos volvieron a transformarse en aquella tormenta, aquella que había pasado por sus ojos en el momento del accidente. Con una voz quebrada, agarrando su garganta para asfixiarse se escuchó de manera muy suave.
¡¿Por qué..?! Mis manos.. mis manos.. ¡¿Por qué mis manos están cubiertas de sangre?! Yo no he sido.. ¡YO NO HE SIDO!
Tras grito y desesperación, comenzó a golpear la nieve con sus propios nudillos ensangrentados buscando alguna solución para todo este problema, pero el tiempo corría y cada vez era más débil, ya no tenía aquella fuerza para caminar y salir de esa terrible escena, producto de su imaginación y de sus traumas anteriores. Se levantó, miró al cuerpo e intentó sonreír para simular que todo estaba bien, solo había sido una decaída y lograría superarlo. ¿Qué más da si había un cuerpo delante de él?
Intentó engañarse con que él no había sido, quizás tenía razón, quizás no, pero finalmente todo había acabado. Tousen caminó y caminó de forma encorvada buscando una luz que lo guiase en su camino, pasaron segundos, minutos y horas.. hasta que su silueta finalmente desapareció de la niebla, solo se logró escuchar una frase.
"Lamentablemente... no puedo ir al mismo lugar donde está mi padre, no creo que haya nombre para lo que merezco."
Y así fue como fue cada vez empeorando mentalmente hasta llegar a un estado incurable, por cada poblado que paseaba su mirada se hacia notar, los pueblerinos comenzaron a alejarse de él, ya no era bienvenido en ningún lugar, curiosamente, el único que lo aceptaba era su otra mitad, una totalmente demoníaca. Pero.. ¿Qué tan bueno para la sociedad era dejar a un psicópata corriendo por ahí?
Quince años después, un ninja un tanto temible pero desconocido para otros, caminaba sin más por los pasillos recónditos de Kirigakure, con cicatrices y marcas de.. ¿Guerra?
Había matado a cientos de inocentes, pero su figura aún no era reconocida por todos, eso era lo que él buscaba, ser el más temido, el más respetado.. pero el más sanguinario.
Pasado Vol.02 FINPASADO II (FIN). -
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No soy nadie.. nunca lo seré.. mi padre tenía razón.
Lo serás todo, nosotros podremos contra ellos.
No.. no conozco lo que es el afecto.. el amor.
Abandona todo, abandona la última pizca de esperanza que tienes y déjala caer, vivirás por y para mi.
No tengo nada.. ni a nadie, al perder aquella última conexión, lo perdí todo.
Conmigo lo tendrás todo, tendrás la sangre nuevamente en tus manos, tendrás venganza por lo cruel que fue el mundo contigo.
¿Lo tendré?
Mientras la lluvia golpeaba su rostro y el resplandor de la luna cristalizaba aquellos ojos, que junto a sus lágrimas combinaban perfectamente con aquél triste y frío clima, el demonio dentro de Tousen lo incentivaba una y otra vez a seguir ensuciando sus manos, a seguir de pie, al menos para volver a obtener aquello que había perdido.
Una parte del niño.. una parte muy profunda dentro de él sabía que Tousen era sin duda, alguien que a pesar de estar física y mentalmente destrozado, seguía buscando aquél brillo en los ojos de un extraño, como lo encontró en su madre. Pero nadie se acercaría para demostrarle lo que se sentía.. sentir.I'm lost. -
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Cuando has peleado entre la vida y la muerte tantas veces que ya nada te perturba, puedes ser llamado un ninja.
Su mente era un constante derrumbe, los muros caían una y otra vez mientras su otra parte intentaba volver a levantarlos y unificarlos, pero nada de eso funcionaba, era un bucle sin fin. ¿Qué era el sentir? Se preguntó muchas veces a solas, esa duda rondaba noche tras noche y no le dejaban vivir en paz, quizás tiempo atrás pudo sentir lo que era ser amado o querido, pero ese antes estaba extinto.
Muchas de las víctimas que había dejado a su paso, incluyendo a su familia, gritaban con desesperación dentro de su cabeza, aquellas voces atormentaban y destruían cada vez más al pequeño Tousen, pero se volvió costumbre después del pasar de los años.
Entonces... ¿Qué era el sentir?
Uzumaki Haru
La niña se le acercó y observó el color de su cabello, el cual era de un tono rojizo, curiosamente como el de la pequeña, achinó sus ojos y le sonrió de oreja a oreja a Tousen, el cual extrañado, decidió alejarse rápidamente luego de avergonzarse muy fácilmente. Asustado y sin saber la razón de aquello, comenzó a sentir algo dentro de él, como si su alma se estuviese purificando de cierta manera, para luego ser totalmente consumida por una densa y fría niebla, con la silueta de un oscuro demonio.
¿Por qué me sonrió? ¿Hice algo malo?... Esa mirada... esa calidez en sus ojos... no la había sentido hace tantos años. Olvídate de ella, tú no mereces a nadie, acuérdate quién arruinó tú vida, tu destino es estar solo.
Aquél espectro que le seguía intentaba tomar nuevamente el control de sus pensamientos al darse cuenta de aquellos sentimientos escondidos en Tousen. Él era el encargado de ocultar cada una de esas cosas que lo llevarían a la miseria, que le quitarían el honor de ser llamado un verdadero ninja, pero aunque tratase de ocultarlo y negarlo, incluso hasta un ninja puede tener aquella pizca de humanidad dentro de su alma.
Una vida entera dedicada al arte de matar por simple gusto y diversión, por satisfacer su aburrimiento y por intentar recuperar la humanidad que le habían quitado, una vida llena soledad y tristeza que brotaban de sus ojos como si de una llovizna infinita tratase. La guerra se aproximaba y Tousen tuvo su última charla con aquellas personas.
Uzumaki Tousen: Oye, Haru-chan. ¿Tú tienes a alguien que amas?
Uzumaki Haru: ¡A mi madre!
Uzumaki Tousen: Entonces, lucha y vive por y para ella hasta que tengas que sacrificarte por lo que más amas. Algunos de nosotros no tenemos esa debilidad; estamos manchados por la sangre y nada podrá cambiarlo. No conocemos lo que es tener a alguien en nuestras vidas; aunque lo intentemos, fracasaríamos. Solo nos queda esperar el momento oportuno para despedirnos de todo ese sufrimiento y terminar con la tarea de ser un ninja; solo somos herramientas de alguien más. Al menos yo, espero con ansias el momento de mi despedida; esa será la única vez en que nos sentiremos totalmente libres y sin culpa por nuestros actos. Quizás... tan solo quizás... podré sentir ese sentimiento que tanto busqué...
Una lágrima caía sin razón alguna del rostro de Tousen, que sin más, se marchó perdiéndose en la niebla, preparado para derramar su sangre en el campo de batalla, su pasado ya no existía, su humanidad estaba muerta, pero la sonrisa de la pequeña se mantenía como si de una luciérnaga se tratase en la mente del niño.
¿Qué mas tengo para perder?FEEL.
