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.1 - ¡Mañana es el gran día!
-¡Ya solo queda un día, Rei! -La felicidad en la voz de un pequeño Akio parecía iluminar la oscuridad de la casa.
-Sí… -Rei giró su cabeza hacia el calendario casi por inercia, la monotonía y madurez en su tono contrastan con la alegría e ilusión de las palabras de su hermano.
Mañana era el día. Los 5 años de Akio no le dejaban contenerse en sí mismo. Su hermana mayor, Rei, por su parte no mostraba ninguna emoción. Era como si la niebla de la Aldea de la Niebla Sangrienta hubiese calado en su cuerpo, y es que 15 años en este lugar son suficientes para arrebatar gran parte de su humanidad a cualquiera.
Aquella noche chispeaba, las gotas de agua chocando contra el tejado envolvían la noche. Era realmente una ocasión especial, Rei “acogió” en su cama a su hermano menor que se había desvelado en mitad de la noche. “Acogió” a su manera, simplemente dejó que se tumbara a su lado. Resopló y tiró de la manta, era mucho más de lo que había ofrecido en otras ocasiones.
En la cama solo amaneció Akio, como era de costumbre su hermana había salido a realizar sus tareas como ninja en la Aldea. Akio esperó frente a la puerta de su casa durante toda la tarde.
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Las esperanzas del pequeño iban desapareciendo a la par de los suaves rayos de Sol que iluminaban la Aldea. Sobre las ocho de la tarde, sus ojos se abrieron como platos al notar a alguien abriendo la puerta.
Era su hermana.
-Ya te dije que no iban a venir. -Rei entró a la casa, dio una palmada en la cabeza de su hermano y se encerró en su cuarto.
Las lágrimas corrían por el rostro del pequeño. Diecisiete días habían pasado desde que sus padres partieron en aquella misión, hoy tendrían que haber vuelto. Akio también se encerró en su cuarto.
“Sólo eres una herramienta ninja.” Las palabras que sus padres habían comenzado a introducir desde que cumplió cinco años retumbaban en su cabeza más que nunca. Esa idea que probablemente hizo morir a sus padres era a su vez lo último que le quedaba de ellos.
“¿Soy una herramienta?” “¿Rei también es una herramienta?” “¿Papá y mamá sólo eran herramientas?” Akio no pudo dormir en toda la noche.
Amanece en Kirigakure, no hay tiempo para lamentos, Rei sale de casa sin cerrar la puerta.
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