"La Sombra del Clan Hyūga"

Era de noche en Konoha y el ambiente respiraba tranquilidad. Mientras la joven Hyūga, Nobaru, regresaba a casa por las tranquilas calles de Konoha, una sensación de inquietud la acompañaba. El viento soplaba suavemente entre los árboles, y las sombras de la noche comenzaban a alargarse. En medio de esta quietud, se cruzó con alguien que no le resultaba familiar.

Durante un breve instante, sus miradas se encontraron en silencio, y Nobaru sintió un escalofrío recorrer su espalda. Sin embargo, cinco segundos después, sintió la necesidad de voltear y al hacerlo, ya no vio a nadie más que las hojas movidas por la brisa del viento.

Nobaru siguió su camino hacia casa, pero al doblar la esquina se encontró con él sin previo aviso. No hubo tiempo para nada más que el vacío y la desolación que la invadieron por completo.

Como pudo, se levantó y caminó hasta su casa, donde se encerró en su habitación hasta el día siguiente. Con el paso de los meses, Nobaru comenzó a sentir que algo andaba mal, pero sus preocupaciones no solo se centraban en su seguridad, sino también en la del ser que llevaba en su vientre.

Los demás miembros del clan Hyūga se enteraron pronto y avisaron al líder del mismo. Ante él, Nobaru explicó lo ocurrido aquella noche con dolor y lágrimas. Los miembros del clan, al escuchar su relato, supieron lo que debían hacer y sin decir una palabra, tomaron una decisión; Ese niño no podía ser parte del clan.

Llegó el día, el 30 de abril. Después de horas de espera, allí estaba el niño, con su cabello naranja, su pequeña estatura y su piel pálida. Pero también tenía algo que los miembros del clan no deseaban: el Byakugan.

Con el tiempo, sus compañeros, amigos y maestros lo fueron dejando de lado, pero a ella ya no le importaba. Tenía su vida en sus manos, la alegría que le habían arrebatado aquella noche.

Sin embargo, la vida le tenía reservado otro golpe, el último golpe. Esa misma noche, mientras el viento soplaba fuerte y las persianas chocaban, se escuchó un estruendo como si de un trueno se tratase en la habitación de abajo.

Decidida a defender lo que más amaba, Nobaru activó el Byakugan y reconoció de inmediato el distintivo chakra del agresor. Con un rápido movimiento, escondió a su hijo en un lugar seguro, entre los tablones del suelo, antes de enfrentarse al peligro que se cernía sobre ellos.

Al día siguiente, la encontraron sin vida, y un llanto provenía del que piso de arriba.

Seis años después, el chico que marcaría el destino del clan Hyūga comenzaba su camino en la academia ninja, señalando el inicio de una nueva era.